miércoles, 28 de diciembre de 2011

VI El despertar

El puntual quiquiriquí del ajiseco, desde su gallinero, despertó a doña Bondad; quien, moviendo despacio y de un lado a otro la cabeza, se preguntó muy intrigada: — ¿El santo, dónde estará el santo? ¿Y el juicio? ¿Y don Alejandro y la inauguración de obras? Aún somnolienta recorrió con la mirada las paredes blancas de su cuarto y se preocupó en comprobar si algo que parecía tan real había sido producto de un fantástico sueño. Abrigóse las pantorrillas con marrones y gruesas medias de perlón, y se calzó los zapatos de cuero color negro, para dirigirse después hacia un grande y viejo baúl al que abrió lentamente: doblado, junto a dos frazadas de lana con olor a naftalina, se encontraba el pañolón negro, sin señal de haber sido usado aquella agitada noche. Doña Bondad deshojó el almanaque Bristol, que también guardaba en su baúl, y comprobó que aún corría el mes de mayo. Luego, cubriéndose el rostro con su pañolón negro, dijo: “¡Ojalá gran parte de mi sueño fuera verdad!, o que al menos revele cosas nuevas con eso de ‘la inauguración de obras’. ¡Iré a ver si hay novedades en la pizarra de la Municipalidad!”.

Los avisos en la pizarra municipal eran los mismos que anunciaban la programación de la pasada festividad en honor al Santo Patrón del pueblo.

Doña Bondad, algo decepcionada, enrumbó hacia la iglesia. Eran las siete de la mañana. Caía, en esos momentos, una lluvia menuda y continua. El tejado del santuario parecía entonar una canción meditabunda que penetraba el alma. Afuera, el pueblo, contrariamente al alboroto de la fiesta, semejaba una ciudad fantasma de calles vacías y tristes. La señora se colocó de rodillas y, frente al santo, empezó a rezar: — Soy testigo de tu fiesta por muchos años. Vivo acá desde que nací, y nada cambia. Existimos personas que, además de ser conformistas unas, y vanidosas otras, caminamos con mucho apego a lo tradicional, a lo ya establecido —afirmó como recriminándose, como si ella tuviera la culpa del atraso del distrito. Luego, alzando los ojos hacia la imagen del santo patrono del pueblo y suspirando profundamente, agregó: ¡Oh milagroso San Isidro Labrador, haz que mi pueblo y su gente cambien de verdad!

2 comentarios:

  1. El profesor Rodolfo Salazar nos ha enviado su comentario acerca del cuento, el mismo que transcribimos a continuación:

    La literatura es un arte y como arte se merece que el escritor o artista literario la trate bien, la lleve a la cúspide de la armonía donde se conjugue el pensamiento profundo que quiere transmitir con el pensamiento superficial que el lector debe recibir. Para esto se vale del instrumento auxiliar más grande que tiene la literatura y es la Gramática. Ésta es una rama de la lingüística que enseña a escribir y pronunciar correctamente la palabra, para ello la sintaxis colabora con la construcción adecuada dentro de la redacción, dejando de lado a la semántica para que el autor juegue con los vocablos regionales que enriquecen el acervo cultural y el significado se plasme en la obra dentro de su contexto natural y no dentro de un contexto gramatical.

    La obra que Palujo ha lanzando al aire, debe ser recogida con anhelo y vehemencia de un buen lector, ya que, en ella se plasma la realidad de un pueblo que por naturaleza está acostumbrado a la creencia y al prejuicio de lo ajeno. Doña Bondad es ese personaje de carne y hueso que existe y existirá en el pueblo de Sucre, personaje que para muchos la llaman CUCUFATA.

    Doña Bondad, a través de su sueño nos sumerge en la realidad que todo sucrense conoce sobre los milagros de San Isidro Labrador, sobre los comentarios callejeros que hace de la fiesta patronal, la chismería imperante y el derroche de dinero en una fiesta de un pueblo con muy bajos ingresos económicos, donde el eje principal es la sombrera, quien gana por su arduo trabajo de 15 a 20 Nuevos Soles semanales.

    La pluma magistral de Palujo, con un lenguaje sencillo y cotidiano hace del cuento un instrumento de queja social, queja que debe tomarse en cuenta para que en lo posible se cambie parte de esta costumbre, pero eso sí, sin trastocar la esencia y la tradición de la fiesta patronal que es el alma de la creencia y fe religiosa, añeja por el tiempo y así perdure por los siglos de los siglos amén.

    En lo literario es un cuento tradicional, donde el autor en tercera persona y en forma omnisciente narra magistralmente los hechos ocurridos en un pueblo de mucha fe católica y devoción religiosa y en el aspecto temporal comienza con un pasado para terminar con un presente, esto quiere decir que la narrativa es lineal y no cíclica, pero construida formalmente en seis pequeños capítulos que hacen de la obra ágil, amena y entretenida.

    Rodolfo Salazar Silva

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  2. Recibimos un nuevo comentario anónimo el que publicamos en su integridad:
    "En el cuento el milagroso San Isidro Labrador, la señora Bondad, no necesariamente simboliza a una sociedad y un ser humano cucufatos; también es un personaje perseverante, deseoso de que cambie, para mejor, la vida en su pueblo.
    A parte de que entretiene, un cuento, es un valioso instrumento de reflexión, donde una historia real, de ficción o la combinación de ambas, sirven también para denunciar ciertos actos negativos del comportamiento social.
    Tomando como pretexto la fiesta y adoración del pueblo a su Santo, José Luis, nos introduce en los sueños de doña Bondad, personaje principal del cuento, haciéndonos vivir momentos en los que hasta los milagros de SIL parecen reales y cotidianos.
    El final feliz, con el que la cuidadora de la iglesia sueña -el anuncio de la construcción de obras que servirán a la comunidad- no es más que la llamada de atención a las autoridades y al pueblo mismo para que trabajen mancomunadamente, unidos. Este final, de igual manera, nos quiere decir que doña Bondad tiene esperanza, está convencida en un futuro de mayor igualdad y de mayor justicia. Un abrazo Palujo y gracias por el folleto".

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