Este cuento, a mi entender de lector pretendidamente acucioso, uno de los mejores de José L. Aliaga, merecía y merece ver la luz a través de publicaciones impresas. Usted, amigo lector, que hoy tiene la oportunidad de leerlo, lo confirmará. El autor, en un ejercicio brillante de creatividad artística, recurre al mito y al sueño de doña Bondad, personaje principal del cuento, y mediante artificios y figuras literarias que sólo manejan extraordinariamente los buenos cuentistas, nos sumerge en un mundo en el que los seguidores de la tradición religiosa y festiva, encontrarán buen sustento para su actitud de fe en el santo patrono de su pueblo. Pero, lo sorprendente es que también los otros, encontrarán lecciones; aquellos que acuden a las festividades religiosas con fe fingida o aparente, movidos más por otros motivos: el ego exhibicionista, la presunción, el enamoramiento, y hasta la bohemia.
Finalmente, en esta historia, se advierte que José L. Aliaga, no es de los que se quedan en la denuncia o desenmascaramiento de la hipocresía de algunos sectores sociales; sino que va más allá, y llega, hasta donde solo los escritores comprometidos, consagrados y consagrables saben llegar: a la propuesta social y política de cambio y transformación para los pueblos
Secundino Silva Urquía
No hay comentarios:
Publicar un comentario