El milagroso Taita Ishico
miércoles, 28 de diciembre de 2011
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El Milagroso San Isidro Labrador
Lima, noviembre de 2011.
©José Luis Aliaga Pereyra
Teléfono: 014586321
Impreso en los Talleres Gráficos:
Líder
y/o
IMPRESIONES DIVERSAS
RUC10070730958
E-mail: impresionesdiversas2009@hotmail.com
Primera Edición
Tiraje: 1500 ejemplares
Diseño y fotografías de Carátula:
Moisés Rojas A.
Teléfono: 015385075
Hecho Depósito Legal en la
Biblioteca Nacional del Perú
Nº 2011-13828
Impreso en Lima, Perú
Dedicatoria
A mi abuelo,
personificado en todos
los viejos del Huauco.
Presentación
José Luis Aliaga Pereyra empezó a escribir relatos cortos por los años ochentas, desde entonces, sus cuentos se apiñan en fólderes o los publica en una revista de edición anual y vía internet a través de su blog. “El condenau” “Los castillos”, “Don Agapito”, “Leoncio”, “El tío Nevada” “El faenón”, son algunos de los títulos que conforman el golfo de su creación cuentística, unidos todos por el cordón umbilical del realismo mágico.
La pluma en manos de Lucho se convierte en potente herramienta para tallar con fuerza descomunal sus creaciones; para denunciar el actual estado de cosas, para satirizar con hilaridad unas veces y otras con mordacidad a las instituciones locales; satiriza inmisericordemente a la sociedad cucufata, a la autoridad mofletuda y agraz; denuncia con vehemente pasión el chauvinismo de algunos ciudadanos querendones que suelen holgar en su tierra, esperando que sus paisanos allende los mares ayuden a financiar las fiestas.
En sus cuentos desarrolla una tendencia de estilo intimista, dramática y lírica; compite con el lenguaje burocrático y hace escarnio del patrioterismo de las autoridades en general y fundamentalmente de las de su pueblo. El artificio le sirve para ofrecer una visión humorística e irónica, y desnudar la falsa fe.
Lo que más contribuye al prestigio del autor es su capacidad para mostrar al lector, en pocas líneas, con lenguaje simple y un reducido bagaje de palabras, el substratum de un hecho.
Es notoria la influencia de autores que hurgan en la vida cotidiana de sus aldeas, por quienes, Luís Aliaga, tiene reconocida admiración.
El narrador dirige su mirada a los escenarios del acontecer serrano norteño, es decir, a lo vivido por él en su lar nativo, abarcando todos sus problemas.
En “El milagroso San Isidro Labrador”, Lucho nos quiere mostrar una colorida plaqueta de una ancestral costumbre de su tierra ligada a la festividad del santo patrón del andino pueblo de Sucre.
El cuento está dividido en 6 capítulos breves, conectados entre sí cual “guías” de los fuegos artificiales, atrapando a los lectores desde el primero hasta el último.
Doña Bondad, personaje principal del cuento, es el ama de llaves de la iglesia; una dama de comienzos del siglo XX, solterona, grávida, apasionada, de fino y suave hablar pero eso sí de genio fuerte e imperativo. Durante las noches de su soledad integral sueña con la iglesia, los santos le hacen revelaciones que a doña Bondad le sirven para atizar su fe, y para abrazar aun más su religión perturbante.
El autor a través de sus personajes llama la atención sobre los placeres banales de algunos hombres que tienen su mayor expresión durante las fiestas poblanas; actos que son apoyados por gente como doña Bondad cuando dice: “Señor Alcalde usted, es una persona optimista y trabajadora, llame a un Cabildo Abierto y que se forme una comisión para que recorra la comarca en busca de apoyo, en especial que molesten a don Alejandro, el hacendado que tiene los toros más hermosos y bravos del lugar”.
La protesta, el pedido clamoroso, latente en todo el cuento, el autor los reserva para el final, como una jaculatoria: ¡Oh glorioso San Isidro, / lleva mi alma contigo; / dale a este triste rico, / la alegría del mendigo!
Igual que en sus cuentos iniciales, en el “El Milagroso San Isidro Labrador” José Luis Aliaga Pereyra mantiene ese lenguaje rico, directo, simple y creativo que le anuncian un porvenir luminoso.
Olindo Aliaga